En la producción de la voz interviene el aparato fonador, el aparato respiratorio y el digestivo.
La voz se genera:
1. Al inspirar, el aire entra por las fosas nasales (nariz) o la boca.
2. Pasa por la tráquea.
3. Entra en los pulmones.
4. Los pulmones se llenan de aire gracias al movimiento descendente del diafragma, que da más espacio a la cavidad torácica.
5. El diafragma asciende y permite expulsar el aire de los pulmones.
6. El aire pasa otra vez por la tráquea.
7. El aire atraviesa la laringe y hace vibrar dos pliegues elásticos que se encuentran al final de este conducto, llamados cuerdas vocales.
8. El sonido se articula gracias a los movimientos de la boca, la lengua y los labios, y finalmente se proyecta al exterior.
La respiración diafragmática o abdominal se basa en el movimiento del diafragma (ese gran músculo que separa la cavidad torácica del vientre), que al bajar hacia el vientre llena de aire los pulmones y al subir hacia estos expulsa el aire. Recibe también el nombre de respiración abdominal pues el diafragma al bajar empuja los órganos del abdomen dando la impresión de que este se hincha. Observa el dibujo:
- Lleva gran cantidad de aire a los pulmones.
- Promueve la oxigenación de la sangre.
- Es muy relajante.
- Actúa sobre el plexo solar liberando la ansiedad (y ese “nudo en el estómago”)
- Estimula el movimiento del corazón y mejora la circulación.
- Con el movimiento constante del diafragma los órganos abdominales reciben un buen masaje.
- Descongestiona el hígado.
- Ayuda al tránsito intestinal.
Cómo se practica:
- Para aprender es útil acostarse boca arriba cómodamente, y más adelante practicar la respiración abdominal sentados, de pie, caminando… según practiques la podrás incorporar a tu vida cotidiana. Procura, para empezar, estar realmente cómodo, así que túmbate colocando un cojín bajo tu cabeza y tus rodillas. Posa tus manos en el abdomen.
- Antes de empezar expulsa a fondo el aire de tus pulmones varias veces, si quieres haciendo algunos suspiros, con el fin de vaciarlos bien de aire residual, lo cual automáticamente provocará la necesidad de inspirar más profundamente.
- Una vez provocado este impulso de respiración profunda, inspira llevando el aire “hacia tu abdomen” como si quisieras empujar hacia arriba las manos posadas en él. Mientras más extiendas el diafragma y más profundo respires, más se “hinchará” tu vientre.
- Retén unos instantes el aire en tus pulmones.
- Cuando sientas la necesidad de expulsar el aire, hazlo relajando tu vientre (este se “desinflará” y las manos bajarán con él). Y al final de la exhalación empuja voluntariamente el diafragma hacia los pulmones para expulsar todo el aire.
- Quédate un instante con los pulmones vacíos, sintiendo cómo te vas relajando, y en cuanto sientas nuevamente el impulso de inspirar, hazlo profunda y lentamente volviendo a llenar tus pulmones mientras tu abdomen sube.
Practica esta respiración durante el tiempo que te plazca. Puedes usarla para relajarte antes de dormir o para comenzar el día oxigenándote plenamente.
Extraído de:
Técnicas de respiración
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